LA TRAGICOMEDIA DEL GALLO DE MORÓN

        Estaba convencido de que escribir columnas de opinión era una escapatoria, una forma de dar salida a multitud de circunstancias que día a día me rondan por la cabeza, pero al poco tiempo me di cuenta de, que en realidad, más que una escapatoria, esta columna es un refugio. Pero lo que es indudable, es que cada semana, forma un eslabón de la cadena que ha ido concediéndome grandes satisfacciones. Ha sido este espacio el que me ha brindado la oportunidad de que disfrutara de la aparición de “El derbi final”, donde he tenido el enorme privilegio de compartir libro con un elenco de reconocidos escritores. Por si esto fuera poco, esta semana, verá la luz La tragicomedia del Gallo de Morón. Una obra de teatro creada por Alonso Amaya, Raúl Cortés, Mila Guerrero, Jesús Ignacio Mateo Candil, Antonio M. Morales, José Carlos Valverde y este que suscribe.

Aquí  sí que podemos decir que el huevo fue antes que la gallina, o mejor dicho, que el gallo. El huevo se empezó a incubar en El Castillo de las Artes. Fue en este lugar de duende y creatividad donde comenzó un proyecto no exento de complicaciones. No es nada fácil poner de acuerdo a varios autores para que den vida a un espacio en blanco. Si ya es complicado superar nuestras manías y luchas internas en un texto individual, imagínense lo que supone que siete plumillas puedan engarzar en el mismo texto lo que les pasa por sus retorcidas cabezas. 

Sin embargo, esta dificultad ha merecido la pena. La experiencia ha sido de lo más gratificante. Sumergirme en los años en los que se desarrolla la obra ha supuesto que vea a mi pueblo, a Morón, de otra forma. Ahora no puedo evitar que al pasear observe a la Iglesia de San Miguel mientras era construida, o que por San Francisco alguien me dé los buenos días y piense que podría ser Arrancacepas, o incluso cuando veo a algún chiquillo a la carrera parece que estoy viendo a Martín.

Pero si hay algo que “La tragicomedia del Gallo de Morón” me ha regalado, sin duda alguna ha sido Esperanza. En este tiempo diferente, pero también convulso, siempre queda la esperanza de que los pueblos no se rindan y luchen por aquello que consideren justo. Bien que aparece en la contraportada de este libro: “Cuenta la leyenda que los vecinos de Morón se sublevaron contra la tiranía. Mujeres y hombres sencillos que se sobrepusieron al miedo para, juntos, desafiar y vencer al poder…”

No espere el lector de esta obra un “corta y pega” de la leyenda que todo el mundo conoce. Lo que hemos hecho, con mejor o peor acierto —eso ya lo decidirá cada uno— es escribir algo diferente sobre la leyenda ya existente. Lo que sí creo es que el lector se enfrentará a una visión distinta sobre el Gallo de Morón ¿No me creen? Pues este jueves en el Teatro Oriente a las ocho de la tarde tienen la oportunidad de comprobarlo.

Sit tibi terra levis.