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3 de diciembre de 2017

     
 

        En un principio, podemos pensar que la fotografía retrata a un cantante de ópera en el momento de dar el do de pecho. Sin embargo, una vez repasada la biografía del individuo en cuestión, descubrimos que se trata del ex militar bosnio croata Slobodan Praljak, que dijo “hasta luego Lucas” mientras escuchaba como el Tribunal de La Haya le sentenciaba por crímenes de guerra. 

Es lo que tiene las guerras, que hasta los tipos con aspecto de Papá Noel como éste (no lo digo yo, los dice mi hijo al asomarse al ordenador mientras escribo estas líneas), pueden ser unos hijos de puta. Sin embargo, el hecho de tomarse el veneno en el mismísimo tribunal tiene algo de honorable, tiene un gesto que escasea en estos tiempo que corren y no vemos ahora en tanto mierdecilla que en cuanto es cogido con las manos en la masa se pone a lloriquear y a intentar echarle la culpa al mensajero.

Es lo que tiene las guerras, que una vez que pasan siempre salen a la luz las miserias y los miserables. De toda guerra que se precie aparecen sus fosas comunes, ya sea en Srebrenica o en el cementerio de San Rafael de Málaga. Estas fosas acaban proporcionando dignidad a los que las llenan y despojando de ellas a los que las llenaron, a los que las facilitaron y a los que en la actualidad las defienden, como es el caso de nuestro querido y amado imperio. Sí, sí, ya sé que ahora me vendrá alguien con el cuento de las heridas y demás imbecilidades, pero las fosas comunes se nutren de cadáveres y pasado el tiempo las conservan aquellos que miran hacia otro lado o tratan de mantenerlas tapadas con la pesada tierra y argumentos vacíos. Todavía son muchos los que no se enteran de que los muertos no tienen ideología y por tanto, acabar con tanta cuneta llena de cadáveres es cuestión de humanidad y de tener biblioteca.

Volviendo a la fotografía, desconocemos el brebaje que puso fin a la vida del sentenciado, no sabemos si se trató de  cicuta o de un fármaco letal, pero tengan por seguro que pronto lo conoceremos. Lo que nunca conoceremos serán los detalles de la vergonzosa actuación que tuvo Europa en la guerra de los Balcanes, con Javier Solana a la cabeza. Una guerra olvidada ya por muchos y que ha traído de nuevo a la actualidad un suicidio en directo. Porque a veces, hasta los miserables tienen honor.


Sit tibi terra levis.

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