About me

En esta página puede leer todos los artículos publicados hasta la fecha en el DIARIO DE MORON

9 de julio de 2017

UNA BUENA HOSTIA


Una de las cosas que nos explicaban en el colegio es que Dios está en todas partes. El padre Serafín, ataviado con la pertinente sotana negra, se esmeraba en enseñarnos la omnipresencia del Altísimo, cosa que no resultaba fácil. Para los imberbes de la época era complicado comprender que se pueda estar en todos los sitios al mismo tiempo. Eso sin dejar de lado los problemas de conciencia que acarreaba semejante atributo divino. No era raro, que llevados por la inquietud, algún infante preguntara al paciente sacerdote ¿Y también está en los cuartos de baño? ¿Y en el vestuario? ¿Y en la cabaña que le enseñé a mi prima Mari Puri?

Para las fieles y obedientes ovejas que formamos el rebaño del catolicismo, uno de los actos más importantes es la eucaristía, es decir, recibimos el cuerpo de Cristo en forma de pan, que para eso está en todos lados y, si se me permite la expresión, aquí más que en ninguno. Pero lo que para unos puede ser una fiesta para otros puede ser motivo de condena. Les explico: el Vaticano recuerda que las hostias sin nada de gluten son materia inválida para la Eucaristía. 

Este aviso es más importante de lo que en un principio pueda parecernos, habrá quién no valore en su justa medida las repercusiones que pueda tener en no pocas personas. De entrada podemos afirmar que malaventurados los celíacos porque ellos no podrán comulgar y  acumularán muchas papeletas para pasar la eternidad en las calderas del infierno.  Aunque siempre puede la celíaca oveja descarriada arriesgarse a que la ingesta del gluten, que por muy divino que sea, le acarree algún episodio de  diarreas, vómitos u otro de los múltiples síntomas de la enfermedad – la salvación bien merece algún sacrificio-. Por otro lado, siempre queda el riesgo de que aumente la desafección del pecador celíaco por salvar su alma y esta situación se traduzca en que cada año disminuyan las cruces en la casilla de la Iglesia a la hora de hacer la declaración de la renta. No es que quiera dar a entender que los designios de nuestra Madre Iglesia puedan marcarse por la avaricia del dinero y la riqueza -líbreme Dios de semejantes malos pensamientos-, pero ya sabemos la fragilidad de la naturaleza humana para sucumbir ante los impulsos vengativos y no sería raro que algunos argumentaran que si la Iglesia no cuidan sus almas, ellos no aflojan la viruta.

Desconozco la postura que tomarán los celíacos, pero el Vaticano lo ha dejado claro: una buena hostia debe llevar todo sus avíos y quien quiera recibirla debe hacerlo con todas las consecuencias porque Dios está en todos lo lugares, y claro, también está en el gluten.


Sit tibi terra levis.

No hay comentarios:

Publicar un comentario