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16 de julio de 2017

PERDIENDO EL NORTE


¿Pero qué puñetas le pasa a este mundo? O mejor dicho ¿Qué diablos le pasa al personal que lo habita? Hemos perdido el norte: la moral ha desaparecido de nuestras vidas, las conciencias están vacías de contenido y la empatía brilla por su ausencia. Parece que la única norma que se admite en esta sociedad es que primero estoy yo y después yo también. Sí, ya sé que también habrá justos en Sodoma, pero si los hay, serán pocos y están escondidos.

Las salas de espera de los servicios de urgencias proporcionan en pocos minutos  todo un ensayo sobre la condición humana. Cada vez es más habitual observar a tipos portándose como energúmenos porque han atendido antes a un infartado que a su dolor de garganta, jóvenes incapaces de ceder el asiento a ancianos que apenas pueden tenerse en pie, y todo un rosario de actitudes y aptitudes que invitan a tener pocas esperanzas y animan a mandar todo al real carajo.

Un joven acróbata murió hace poco al caer desde gran altura mientras participaba en un espectáculo. Los asistentes a este festival vieron en directo y por las grandes pantallas que había en el escenario, cómo el artista se precipitaba al vacío. Lo normal en una sociedad que mereciera la pena hubiera sido suspender el concierto. Pero no, como dice la canción de Queen: el espectáculo debe continuar. La organización justificó que todo siguiera como si nada hubiera pasado basándose en no sé cuáles motivos de seguridad. No creo que nadie se hubiera molestado si hubieran subido al escenario y hubieran dicho que todos habían sido testigos de la tragedia y que por favor abandonaran ordenadamente el recinto. En caso de que algunos hubieran formado bronca, pues nada, se les deja que se maten entre ellos, pues no merecerían mejor destino.

En estos días ha muerto un hombre mientras trabajaba, en unas condiciones deplorables por las altas temperaturas, en el asfaltado de carreteras. Pasadas unas horas, allí estaban sus compañeros, obligados de nuevo a estar en el tajo en las mismas condiciones, como si nada hubiera pasado ¿Tan difícil resulta mostrar un poco de humanidad?  Y si vuelve a suceder ¿qué hace la empresa? ¿Tira de algún extenso listado aprovechando que siempre hay bocas que alimentar?  Por cierto, en el momento de escribir estas lineas, la empresa no ha emitido ningún comunicado lamentando la pérdida de la vida de este hombre. 

Así que visto lo visto y lo que nos quedará por ver, lo malo no es que hayamos perdido el norte, lo peor es que no lo recuperaremos. Quizá sea culpa de los dioses que hayan decidido poner punto y final ,tirando la brújula al mar.
 

Sit tibi terra levis.

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