About me

En esta página puede leer todos los artículos publicados hasta la fecha en el DIARIO DE MORON

12 de febrero de 2017

MUJER PUÑAL


Siempre pensó que lo peor que podía hacer en la vida era enamorarse de una mujer puñal, o de una mujer casada con un tipo que tuviera pistola. Desde que la vio sentada en la terraza del Irish Bar, sospechaba que era de las primeras. Intuía que aquella mujer era de las que le haría picadillo el corazón. Tenía sus piernas colocadas sobre otra silla, mirando al mar mientras tomaba una copa. Estuvo observándola un buen rato desde la distancia, reteniendo cada detalle que pudiera ofrecerle alguna información. Le resultaba muy sensual la forma en que daba cada calada al pitillo y sintió cierta envidia de aquel cigarro que podía disfrutar del tacto de aquellos labios.

Tomó aire y se decidió. Cuando estuvo a su altura le dijo si podía coger el mechero que ella tenía sobre la mesa junto al paquete de tabaco. Con una leve sonrisa le dio permiso.  Tras un “gracias” se sentó en la mesa contigua y también se puso a observar el mar. Pidió una cerveza e intentó entablar conversación con ella, pero a los pocos minutos miró el reloj y dijo que se tenía que marchar. 

No volvió a verla hasta el domingo siguiente. Estaba en la misma posición, mirando al mar. La abordó de nuevo pidiéndole permiso para utilizar el mechero. Esta vez, ella le regaló una enorme sonrisa mientras le acercaba la llama al cigarro. No pudo reprimir un gesto de contrariedad al ver que la mesa contigua estaba ocupada. Ella percibió la situación, retiró sus pies de la silla, y la colocó a su lado. Ese día conversaron animadamente. La escena se repitió cada semana, tan sólo dejaron de verse en dos ocasiones en los que los días amanecieron lluviosos. Ella no aparecía por el Irish Bar si llovía. Desde entonces acostumbró a mirar y remirar las predicciones meteorológicas para los domingos. Sentía que se estaba enamorando.
Durante la semana estuvo especialmente nervioso, estaba madurando la idea de expresarle su amor. Imaginaba que ella lo besaría apasionadamente. El domingo, como estaba previsto, comenzó con un fuerte aguacero, pero después de la intensa lluvia brilló el sol ¿Y si ella acudía al Irish Bar? Se subió a la moto y trazó en su mente el camino más rápido para llegar a su cita. 

Durante un instante notó un dolor intenso, insoportable, después, como la tormenta, desapareció. Se sentía cansado, le costaba mantenerse despierto. Oyó sonidos de ambulancias acercándose, al poco tiempo, una mujer y un hombre con ropas reflectantes maniobraban para retirarle el casco.  Ella se sobrecogió al reconocer que era su amigo del Irish Bar. Mientras, él intentó sonreírle y decirle lo que había pensado durante la semana, pero su cuerpo no respondía a su mente. Todo se volvió más oscuro, quizá fuera una nueva tormenta que se acercaba. Notó los labios de ella en los suyos y un torrente de aire que entró en su interior, el hombre que la acompañaba seguía presionando su tórax una y otra vez. Pensó que había merecido la pena probar sus labios, eran como los había imaginado. Su corazón se detuvo, como si lo hubiera destrozado una mujer puñal.


Sit tibi terra levis.

2 comentarios:

  1. Y la luz se le apagó
    Y su voz se le apagó
    Se le apago la luz tembló
    Le cerraron las cortinas
    Y escucho pasar la vida
    Y el suave latido en corazón
    La indirecta comprendida
    Una torpe despedida de
    La niña de su vida

    ResponderEliminar