La imagen se ha repetido hasta el infinito en estos días. Fotografías de todos los rincones de nuestro imperio cubiertos por la nieve han circulado por las redes, periódicos y telediarios. Las conversaciones en peluquerías y tabernas quedaban en exclusiva para el tema del frío que se nos ha metido en el cuerpo. En general, parece que la nieve provoca la alegría: sobre todo en los niños y en Iberdrola —permítanme que utilice el nombre de una compañía eléctrica para referirme a todas—. Normal, los niños disfrutan de sus juegos en las calles nevadas: nada divierte más que una guerra de bolas de nieve. Y no es menos lógica la alegría de las eléctricas que nos han proporcionado una nueva subida del recibo de la luz en los días en que más han caído las temperaturas —todo un detalle—.
Pero para detalle, el del Ministro de Energía, Álvaro Nadal, que salió a explicar los motivos de la subida del recibo. El señor ministro salió a hacerles el trabajo a las eléctricas dedicándose a justificar el incremento sin ofrecer alguna medida para evitar que los de siempre sigamos pagando los platos rotos. No me extraña, sabiendo la afinidad que tienen nuestros políticos tradicionales por formar parte de los consejos administrativos de las empresas energéticas, es lógico que nuestro ministro no se cierre ninguna puerta y menos si es giratoria.
Me gustaría más escuchar a un ministro que explicara por qué en nuestro país las compañías eléctricas son las que más beneficios tienen de Europa y también por qué las tarifas son de las más caras del continente. No hay que ser muy listo para darse cuenta de cómo está montada la gran fiesta de la energía en este país, donde todos acuden a darse el festín en lo que ellos llaman sistema marginalista y el ciudadano de a pie debe definirlo como sistema por el cual nos toman por gilipollas. Lo cierto es que empieza uno a indagar en toda la golfería montada en torno a la energía y se remueven las tripas de ver cuánto cara dura hay en todo este oscuro negocio y como nos toman por tontos. Eso sí, todo amparado bajo el paraguas de un gobierno preocupado en defender a estas compañías a costa del bolsillo ciudadano.
Ahora, cada vez que veo una hermosa estampa de un paisaje nevado no pueda evitar imaginarme al consejero de turno de las eléctricas frotándose las manos y llenándose los bolsillos. Siempre se ha dicho: año de nieves, año de bienes… Sobre todo para Iberdrola y sus amigos los políticos tradicionales.
Sit tibi terra levis.
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