La chica de la fotografía no está realizando los recomendables ejercicios de estiramiento de antes o después de correr una maratón. Tampoco parece que se encuentre rezando en una nueva versión del muro de las lamentaciones. Y mucho menos parece que se dedique a sujetar la pared de fibra de vidrio, polialeación de titanio o de lo que quiera que estén compuestos los escudos de los antidisturbios. Por cierto, en España, deberían de cambiarle la denominación: no son pocas las veces que son enviados para actuar en manifestaciones o concentraciones en los que no existen disturbios por ningún lado. Pero ese es otro tema.
Creo que la instantánea está tomada en Francia, durante las actuales protestas contra la reforma laboral, otra cosa más que nos diferencia de nuestros vecinos: aquí los grandes sindicatos guardan un significativo silencio con todo lo que está pasando –quizá sea mejor no soliviantar a la teta que te da de comer-.
La chica está sola en su empeño, otros actores parece que le dan la espalda. Sin embargo, continúa firme en su misión. Normal, las mujeres, aparte de su natural lucidez, suelen ser constantes y consecuentes. No hay nada que pueda detener a una mujer convencida de una idea. Parece que la escena es una actualización del cuadro “La libertad guiando al pueblo”, pero sin enarbolar la bandera, quizá la chica ya no crea en patriotismos ni en los patriotas baratos de bandera.
Me gusta la imagen, quizá porque me da cierta envidia. Aquí, la instantánea sería casi imposible de conseguir. En España, la gente no sale a la calle a protestar para evitar la pérdida de derechos o por el robo continuo al que se ven sometidas las arcas públicas. Aquí la gente sólo sale para evitar un descenso de su equipo de fútbol y en esa circunstancia, por fortuna, las mujeres inteligentes no están por la labor de guiar al pueblo. Ellas están para las cosas importantes, ellas siempre luchan en las barricadas.
Sit tibi terra levis
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