PERDER EL NORTE

Hemos perdido el norte. Desconozco si todo es consecuencia de que no hacemos caso a la brújula o que hemos dejado de mirar las estrellas. El caso es que navegamos sin rumbo fijo y claro está, más pronto que tarde, alguna tormenta en condiciones nos mandará a hacer puñetas. No sólo hemos perdido muchas batallas, también estamos perdiendo la guerra. Europa está malherida y todavía algunos no lo quieren ver.

Dejando a un lado lo que se está cociendo en lo económico: un puchero a fuego lento hecho sólo con añejo y que nos vamos a tragar mientras aquí nos la cogemos con papel de fumar. Casi a diario nos encontramos con noticias que suelen ocupar el espacio de lo anecdótico, cuando la realidad es que son acontecimientos que nos proporcionan una visión clara de esta deriva que nos llevará al desastre. Hechos que muestran que estamos derrotados y que estamos pidiendo cuartel a sabiendas que no lo obtendremos.

No hace mucho leía el siguiente titular: Investigan a un niño musulmán por decir en el colegio que vivía en una "casa terrorista”. Al parecer en una escuela donde se cultivan los hijos de la Gran Bretaña, el niño no tuvo su mejor día y escribió que vivía en una “terrorist house”(casa terrorista), cuando lo que en realidad quería decir el pobre chaval era “terraced house” (viviendas adosadas). Claro, faltó tiempo para montar el pertinente dispositivo y que la policía fuera a la vivienda del crío a interrogarle. Podemos imaginar el mal rato que pasaría la criaturita ante el alboroto que se había montado. Dice la familia que el pequeño ha cogido miedo a escribir. No es para menos, aunque lo mismo deciden aplicarlo como método para mejorar la ortografía, ya se sabe: la letra con sangre entra.

Otra noticia leída hace poco decía: Roma cubre sus estatuas desnudas para no perturbar a la delegación iraní. Noticias como estas demuestran que la imbecilidad no es exclusiva de muchos políticos nuestros, sino que es una cualidad que también abunda por el resto de Europa. Ojiplático se queda uno cuando lee que las autoridades italianas taparon las estatuas para no molestar a los iraníes que los visitaban. Una muestra de respeto a la cultura de la delegación, dijeron. Aunque hubiera sido más acertado decir que era una prueba de sumisión a los diecisiete mil millones de euros en contratos que firmaron. 

Estas dos noticias nos ofrecen una idea del futuro que nos espera. Decía que estamos derrotados, a esta sociedad no le hace falta lanzarle misiles o una bomba de hidrógeno para mandarla al real carajo. Nos tienen cogidos por las bajeras con dos armas más sutiles: el miedo y el dinero. Así que disfrutemos del espectáculo mientras podamos, porque hemos perdido el norte y más pronto que tarde Sodoma arderá, con nosotros dentro, faltaría más.

 Sit tibi terra levis.