LA PAJA EN OJO AJENO

Se acaban la vacaciones y la neurona empieza de nuevo a activarse. Me despojo con facilidad del bañador y la chancla mientras que se complica la situación para deshacerme del flotador de la cintura. Poco a poco todos los hábitos del resto del año comienzan a tomar posiciones para hacerse protagonistas de nuestras vidas. El colegio a la vuelta de la esquina, el trabajo, el habitual olor a orín del Pozo Nuevo, la habitual alegría de pasar por la Superperfumería del Pozo Nuevo, la farola que sigue faltando en el Pozo Nuevo… En resumen, cada cosa en su sitio como dios manda.

Entre esos hábitos, como no puede ser de otra forma, se encuentra ponerme al día de lo que pasa en el mundo. Siempre existe una pequeña esperanza, mínima tengo que reconocerlo,  de que el mundo haya cambiado en algo, para mejor se supone. Sin embargo, lo normal es encontrarme con que el chiringuito está para echar el cerrojo o en la mayoría de las ocasiones para invitar a gasolina y cerillas. Una de las circunstancias que me llama la atención es la facilidad que tenemos para ver la paja en ojo ajeno. Me la trae al viento, fresco si puede ser, que le den toda la estopa que quieran a la nueva formación política Podemos, no seré yo quien ponga la mano en el fuego por nadie a estas alturas de la película. Pero, si se trata de tomarnos por gilipollas entonces la cosa cambia.

Políticos tradicionales, tertulianos, voceros variados del gobierno, y un extenso etcétera, se afanan en advertirnos que este país acabará siendo como Venezuela en el caso que el joven de la coleta llegara a la Moncloa. Entendiendo al país sudamericano como sinónimo de limitación de la libertad, expropiaciones a diestro y siniestro, o situaciones tan esotéricas como que a su presidente se le aparezca un pájaro que le habla de Chávez. Dicho así, la cosa puede poner los pelos de punta al sufrido pueblo español y se eche a temblar ante la hecatombe que se nos avecina. Es entonces cuando uno mira alrededor y ¡tatachán! la diarrea se apodera al instante del intestino. En nuestro querido y amado reino todo eso ya ha llegado.¿No lo creen?  

Cada vez es más delicado salir a protestar, te juegas pasar una temporada en la jaula sin ningún tipo de problema. Otro detalle de monarquía bananera: nuestros dirigentes se tapan unos a otros sus vergüenzas. Ahí tenemos a Felipe González que dice que no cree que Jordi Puyol sea “un corrupto”. Claro, más bien se trata que el “honorable” pensara en la expansión de Cataluña agregando dos provincias más: Suiza y Andorra. Pasemos a otro detalle. En la actualidad se expropian las casas a porrillo, pero aquí le ponemos un nombre menos alarmante: desahucio.  También algunos dicen que se aproxima un pucherazo en las próximas elecciones municipales.  Mal pensados, sólo porque la posible ley beneficie al Pepesoe. En cuanto a lo esotérico también tenemos nuestra ración. Empieza a ser habitual la presencia de algún ministro 

invocando a alguna de las múltiples Vírgenes para aliviar la situación del paro. O algo más cercano, la alcaldesa honorífica de nuestro querido pueblo es la Virgen de María Auxiliadora, que ya podría ejercer algún día para paliar los múltiples problemas de nuestra villa.

Lo llevamos grabado a fuego, la paja mejor en ojo ajeno. Cuando alguien nos indica la propia, entonces, nada mejor que poner el grito en el cielo, se le acusa de cualquier infamia, y a otra cosa mariposa. En definitiva, no hay nada como volver de vacaciones y ver que todo sigue en su sitio, seña de identidad de este país desde hace siglos.

Sit tibi terra levis.