Todos recordarán esa parte bíblica que habla de los cuatro jinetes del Apocalipsis: la victoria, la guerra, el hambre y la muerte, cada uno cabalgando en su respectivo corcel, blanco, rojo, negro y bayo. Observo desde mi atalaya como un nuevo jinete del Apocalipsis ha aparecido. Todos hablan de él, lo nombran en todos los medios informativos: Pablo Iglesias, el rostro visible de Podemos.
Es más que razonable mantener ciertas sospechas. El individuo en cuestión gasta pelo largo, tiene un estilo desaliñado, promueve un discurso contra los poderosos y los ricos, y aspira al bienestar de todos los ciudadanos. Con esas premisas seguro que trae de base en sus genes manejarse con tridente entre hogueras y comerse a los niños. Menos mal que ya hay experiencias a lo largo de la historia con tipos así, me viene a la memoria uno que decían que desafió al mismísimo Imperio Romano, defendía a los pobres, y se juntaba con leprosos y otros marginados. Y fíjense como acabó, condenado a morir clavado como otros villanos.
La irrupción de la nueva agrupación ha hecho que se tambaleen los partidos políticos tradicionales. ¡Qué poca vergüenza! Proponer que los ciudadanos participen en los asuntos que les afectan, y qué me dicen de esa idea de cambiar nuestra actual cleptocracia por una auténtica democracia, ¡lo que hay que ver!. Toda esta situación me está resultando de lo más atractiva. Observar a los políticos tradicionales, que deberían callar para tapar sus miserias, intentando desacreditar y atacar a la nueva formación es de lo más divertido. Esos políticos no dudan en utilizar para ello a sus pseudoperiodistas y todos sus medios de comunicación. No es raro que en las tertulias se intente manchar a este nuevo partido con toda clase de miserias y deyecciones. Menos mal que tampoco lo es el hecho de que habitualmente estos sucios trucos se les vuelvan en contra dada la cantidad de golfos que pueblan nuestra esfera política tradicional. Parece que la consigna en los medios con respecto a Podemos es clara: meterlos en el mismo saco de ETA, la situación venezolana y todo aquello que provoque cierto miedo a los ciudadanos de a pie, que para eso somos analfabetos. Y así, de paso, evitamos hablar de desahucios, abusos de la banca, corrupción, y todo ese largo etcétera. La sensación que me da es que esa casta política tradicional desprende un fuerte olor. ¿Diarrea? Es más que posible.
O no se enteran, o no se quieren enterar. Tenemos en este estercolero mucha gente cansada de mangantes y abusos. Viendo que si te manifiestas te puedes buscar una ruina, no se puede descartar que sean muchos los ciudadanos los que ven en esta formación una herramienta para sacudirle a tanto impresentable, una forma para que los de abajo le den por el ojete a los de arriba. Cada vez que Esperanza Aguirre habla de ellos como delincuentes, sabiendo como las gasta con la policía local, Pablo Iglesias consigue más adeptos. Oír en nuestra localidad al presidente de la Diputación de Sevilla defendiendo el buen estado de nuestras carreteras y nuestros colegios, es un motivo más para indignar al personal contra los partidos tradicionales.
Mientras, el individuo se mueve como pez en el agua y no pone pegas a la discusión, da la cara y sobre todo se le ve cómodo para enfrentarse a cualquier tema. Lo que es indudable, guste más o guste menos, y viendo su currículum, es que el nuevo jinete no es un mediocre, que falta hacía.
Sit tibi terra levis.
Estimado Señor Marcos:
ResponderEliminarMe ha parecido muy acertada su comparación de Pablo Iglesias con el Quinto Jinete del Apocalipsis. Sin embargo me gustaría comentarle algo, la tradición dice que los cuatro jinetes del apocalipsis son Guerra, Hambre, Peste y Muerte.
El jinete que usted señala con el nombre de Victoria es el que aparece con la rotura del primer sello y se corresponde con el que la tradición llama Peste, y representa la enfermedad que vencerá a todo. Aunque otra interpretación lo señala como un símbolo del Anticristo.
No he podido resistirme a esta aclaración, pues los nombres de Conquista o Victoria, que son los que recoge la Wikipedia proceden de traducciones evangélicas de ste libro de la Biblia.
Espero que no le haya molestado mi corrección.
Efectivamente estimado Anónimo. Soy consciente del detalle. Me incliné por Victoria ante las dudas que presentan algunos autores en referencia a ese primer sello, como usted bien indica, no todos expresan con rotundidad que se refiera a la Peste. De todas formas, el detalle no ejercía importancia en el contenido de la columna.
EliminarPor otro lado, para nada me incomoda su aportación. Siempre dejo abierto los comentarios para que se exprese lo que quiera. Al contrario, le doy las gracias por participar.