Estimadas y muy queridas majestades de oriente. Un año más me dirijo a sus altezas para pedir alguna cosa. No obstante, viendo el camino tomado por este estercolero, mucho me temo que hayan perdido parte importante de la magia que se les atribuye. Espero, más bien deseo, que todo se deba a un lapso en el tiempo que ha llegado a su fin, siendo nuestros deseos concedidos como siempre ha ocurrido desde tiempos inmemoriales.
Me imagino que serán muchos los que en sus misivas han recurrido a las peticiones más clásicas, ya saben; salud, trabajo y tal. Puede parecer evidente que estas peticiones fueron pasadas, el año recién finalizado, por la real bisectriz de sus majestades -dicho sea sin ánimo de ofenderles, faltaría más-. Pero, convendrán con quien suscribe, que el choteo que existe en torno a estos temas, hace que cualquier ciudadano acabe ciscándose en todo lo que se menea. Por ello, les pongo en antecedentes de lo que ocurre en nuestra amada ciénaga por si fuera de ayuda. La salud nos la están quitando con todo descaro. Se privatiza la sanidad y las consecuencias las pagamos la gente de a pie. ¿Cómo? Pues muriéndonos más y antes -palabrita del New England Journal of Medicine-. En cuanto al trabajo, sobra cualquier comentario. Les diré -para que se sitúen- que según cuentan, la actual ministra de trabajo no la ha doblado en su vida. Todo un ejemplo de la monarquía bananera en la que vivimos.
Dado el actual estado de cosas, les evitaré la pesada carga de otra petición relacionada con lo anteriormente expuesto. Lo único que les pediré es: Justicia. Supongo que una carga importante de ella, provocaría un efecto dominó que redundaría en todas las demás peticiones de mis semejantes, incluido salud y trabajo. Imaginemos nuestro estercolero con una justicia que existiera y ejerciera como tal. Los mangantes, golfos, chorizos, corruptos, prevaricadores, traficantes de influencias, sobornadores, profesionales del cohecho y otros muchos dejarían de vivir a sus anchas por nuestra sociedad. En consecuencia, imagino que sería lo más parecido al paraíso.
Soy consciente de la dificultad de esta empresa en caso que sus majestades tuvieran a bien llevarla a cabo. Si creen que la magia que les atesora es insuficiente para desarrollar esta gran aventura, les rogaría que valoraran la posibilidad de delegarla a la virgen de Lourdes, Fátima, Cristo del Gran Poder, San Martín de Porres o un consorcio que establecieran entre ellos si fuera menester. Tengan en cuenta, que nos jugamos entre otras muchas cosas, el prestigio de la marca España -ahí es nada, supongo que este último argumento tendrá un peso notable en la decisión que tomen-. En caso de imposibilidad de llevar a buen puerto mi deseo, espero que utilicen su magia para que ciertas cosas no cambien; que los buenos ratos con los amigos se sigan repitiendo hasta el infinito, que todavía exista alguna persona educada, que esas morenas que ocupan las cabezas de estos mortales sigan siendo morenas y que siempre existan libros donde refugiarnos de este mundo que nos rodea.
Por otro lado, quiero expresar mi más sentida felicitación por la cabalgata que les representan en nuestro pueblo. Un año más sus elegidos para crearlas han realizado un trabajo maravilloso, llenando de sueños e ilusiones a pequeños y grandes en estas fiestas.
Sit tibi terra levis.
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