Érase una vez, un país muy conocido y cercano, en el que los ciudadanos cada vez eran más pobres. El rey, lejos de dedicarse a sus importantes quehaceres de palacio, gastaba su tiempo en abatir elefantes y organizar su enorme sala de trofeos de caza. Estas circunstancias hizo que los ministros del país camparan a sus anchas y dieran la espalda al pueblo. El humilde país cada vez se encontraba en una situación más desesperanzada, ya que esos ministros -entre otras múltiples fechorías- dedicaban sus esfuerzos a cobrar impuestos a los más necesitados.
El ministro más importante era don Mario Rajado, conocido en su entorno por su poca afición a las letras y la cultura en general. Rara vez aparecía ante el pueblo para explicar lo inexplicable. A este ministro le secundaban otros muchos, la mayoría portaban una carencia total de escrúpulos a la hora de evitar los sufrimientos del pueblo. Entre ellos destacaban -en cuanto a los hechos que aquí se relatan- dos; don Gallardo, conde de Meapilas y don Nacio Wertedero. Del primero se suponía buena persona y justo, cosa que en cuanto llegado a su cargo quedo demostrado ser un auténtico embuste. Del segundo, hablaban las malas lenguas que le debía gustar las prácticas masoquistas, cuanto más se le pinchaba más arriba se venía.
Cierto día se reunieron los ministros, decidiendo que lo mejor para sus negocios y tejemanejes sería perpetuarse en el poder. Sería la forma de controlar todos los negocios del país. Tan solo existía un problema; el pueblo. Temían que si seguían acaparando los dineros de los impuestos, el pueblo, se levantara y los mandaran a prisión o al exilio en el mejor de los casos. Fue aquel temor lo que llevó a nuestros protagonistas a urdir un siniestro plan. Conseguirían que el pueblo fuera lo más analfabeto posible y además que tuvieran miedo, mucho miedo.
Rápidamente se pusieron manos a la obra. El conde de Meapilas dedicó un esfuerzo considerable en cambiar las leyes. Así que todo aquel ciudadano que osara protestar en público sería condenado a una fuerte multa e incluso a la prisión. Esta situación provocó que los ciudadanos cada vez fueran más temerosos y acataban los desaires del gobierno. Además desarrolló otra ley que evitaba que las mujeres del país pudieran elegir, incluso se las obligaba a parir en contra de su voluntad. Con ello, conseguían que estuvieran apartadas de los asuntos públicos. Muchas tuvieron que dedicar su vida y la maltrecha economía familiar al cuidado de hijos con las más terribles malformaciones -algunas más dignas de achacarse al diablo que a una obra de dios-. El segundo, don Nacio Wertedero, se dedicó a sembrar el analfabetismo entre los niños. Expulsó a los científicos y otras eminencias a otros países; fueron recibidos con los brazos abiertos.
Una vez conseguido el propósito se dispusieron a celebrarlo, para ello hicieron una fiesta con sus compinches y tuvieron la fatal idea de disfrazarse de eruditos para hacer unas risas a sus seguidores. Cuando salieron ante el público, algunos los tomaron rápidamente para ajusticiarlos -ya estaba prohibido tener cultura o alguna sabiduría-, como buenos analfabetos, no atendieron a explicación alguna. La guillotina hizo el resto, ninguno pudo deshacer la fatal confusión. Ambos acabaron en las calderas del infierno lamentando la terrible desdicha y lo que era peor, desde una caldera junto a ellos, un mediocre columnista no paraba de reír.
Sit tibi terra levis.
MI deseo para los reyes magos este año será que este cuento se haga realidad, un saludo
ResponderEliminarEstimado y muy querido Anónimo:
EliminarDado que no es un sentimiento muy cristiano desearle mal a nuestro prójimo, he pensado pedir a sus majestades que NO se haga realidad este cuento. Dejemos que sean ellos los que resuelvan este problema.
Saludos y gracias por su participación.
ESTIMADO MARCOS: tienes toda la razón,yo simplemente me he dejado llevar por el ímpetu del momento, un abrazo y feliz año.
EliminarEstimado Anónimo:
EliminarEs comprensible. A veces nos dejamos llevar con facilidad por nuestros impulsos. Somos unos humildes mortales.
Saludos y feliz 2015.
Jajajajaja eres bueno, muyyy bueno
EliminarEstimado Anónimo:
EliminarMuchas gracias y me alegro que le gusten.
Buen 2014 y gracias por participar.