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9 de septiembre de 2013

LA FURIA DE BACO

La feria comienza esta semana. Nuestro pueblo sufre el letargo veraniego que se alarga hasta que finaliza nuestras fiestas. Todo, absolutamente todo, queda paralizado y cualquier tarea se va postergando hasta estas fechas de septiembre. Lo mismo da que se trate de comenzar la dieta adelgazante como de aprender inglés o dejar de lado el humeante cigarrillo. Los políticos tradicionales de nuestro amado pueblo también respetan esta tradición, situación que es de agradecer. Generalmente cuanto más tiempo estén callados y sin hacer nada, mejor les suele ir a los parias de esta ciudad.  

Los moroneros suelen plantearse dos posibilidades en estos días. Una, quitarse de en medio. Para ello, generalmente se contrata la oferta del momento en un hotel de la costa. Pulsera de todo incluido, a ponerse hasta el mocho y disfrutar de la compañía de otros vecinos de nuestro pueblo. Es normal que la misma oferta la tomen otros muchos conciudadanos. Por lo tanto, es como estar en una caseta de nuestra feria pero a varios kilómetros de aquí, en bañador y chinela.

La otra opción es entregarse a nuestra fiesta. Durante esta semana los ciudadanos de la villa pasan gran parte de su tiempo dedicados al alterne en torno a una copa de vino y trajes de faralaes. Por cierto, no me podrán negar la absoluta belleza que suele proporcionar el vistoso traje regional a nuestras féminas, resaltando esas orgullosas curvas y el pelo habitualmente recogido, acicalado con flores y otros ornamentos que dejan totalmente libre las luminosas caras de mis admiradas andaluzas. Una auténtica riqueza visual, el paraíso de la belleza. Perdón por desviarme del tema, pero hablo de la hermosura de tanta morena y se me va la neurona con facilidad pasmosa. Iba diciendo, el honor que hacemos en estos días al dios Baco, dejando un poco de lado las penas que nos rodean y entregándonos a la alegría, jolgorio y jarana. Falta hace, nuestro mundo necesita de estos paréntesis para hacer la vida más llevadera, más soportable.

En feria, todo es más fácil. Por ejemplo, aquellos que sufrieron al ver la candidatura olímpica de Madrid tumbada a la primera oportunidad. Se les pone a saborear nuestros nobles caldos de Jerez o Sanlúcar, se elimina todo fatalismo y  pensarán que quizá sea mejor para otras fechas más avanzadas -lo reconozco, yo era de los que no lo tenía claro, por un lado me atraía la idea de poder ver en directo alguna prueba atlética, por otro lado, ser testigo como se proporciona un nuevo pastel a los especuladores y corruptos de este país no me apetecía y por supuesto, ver a los chusmas que nos dirigen poniéndose medallas por el evento removería los higadillos-. También reconozco su parte negativa. Los excesos tienden a provocar la amnesia en aquellos que se entregan en demasía a honrar a Baco. Si, avispado lector, yo también he estado en la tentación de pensar que Javier Arenas se ha recorrido multitud de ferias y ese sea el motivo para declarar “no recuerdo” en setenta y seis veces en su visita al juez. Otro tema más grave sería pensar que nuestros dirigentes pudieran padecer la enfermedad de Alzheimer con las terribles consecuencias para su persona y los intereses de nuestra madre patria. Pero no me preocuparé ahora por estos asuntos. Me tengo que ir preparando para desatar la furia de Baco con la copiosa y abundante invitación que ofrecen los editores de este medio a sus columnistas y colaboradores.


Sit tibi terra levis.

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