METOCLOPRAMIDA

Perdónenme. Lo siento. He tenido que utilizar esta palabra prácticamente impronunciable. Les diré que este recurrido medicamento se utiliza como antiemético, es decir, lo que aquí llamamos la fatiguita honda, los vómitos. La mayoría de ustedes lo conocerán por su nombre comercial, el Primperan®. Esta semana, los habitantes del estercolero, hemos tenido que recurrir al citado medicamento para intentar digerir la realidad de la casta-chusma política tradicional. 

La mayoría de los ciudadanos somos conscientes y apenas nos sobresaltamos cuando -en el habitual estado de corrupción y dureza facial- aparece un nuevo individuo encargado de robar, desplumar, escamotear, sisar, afanar, desvalijar o expoliar las arcas públicas, es decir, nuestros bolsillos. No obstante por muy acostumbrados que estemos, siempre se produce algún movimiento intestinal. Una vez más, las madres de esta bazofia salen a relucir acompañadas de los fiambres más recientes de los individuos en cuestión. 

A todo este circo, le sumamos el habitual discurso demagógico que tiene por misión tomarnos por auténticos gilipollas. Es frecuente que cuando aparece un nuevo mangante, sus compañeros explican que se tomarán medidas, pero que hay que mantener la presunción de inocencia, que la justicia decidirá. La desfachatez no tiene límites. La justicia tiene la balanza inclinada, por supuesto para los intereses de la casta. Un ejemplo. La trama Gürtel, hasta ahora, solo se ha cobrado la cabeza del juez que intentó mandar a la jaula a la piara de sinvergüenzas. Además, en caso que aparezca un pequeña porción de justicia, disponen de la herramienta apropiada para enmendar sus problemas; los indultos a cargo del gobierno.

Para colmo, los especímenes carecen del nivel normal de inteligencia que se le presupone a un homo sapiens de andar por casa. Estos homínidos desconocen la existencia de la hemeroteca. Lo cual, les lleva a declarar en numerosas ocasiones su disposición a dejar el asiento si aparece algún escándalo en sus filas. Cosa, que más temprano que tarde ocurre. Es entonces, cuando comienzan a esconderse e intentan matizar sus palabras. Pero existe una situación de lo más patética, la que define el bajo nivel moral de estos personajes. Se produce cuando salen a la palestra, sacando pecho por supuesto, ante el dictamen favorable de un juzgado, comisión o cualquier otro organismo. Es lo mismo que engañarse a uno mismo mientras juega un solitario. Es lo que tiene la mediocridad.

Para culminar el cabreo generalizado, le añadimos el sometimiento de nuestros servicios públicos al escarnio por parte de esta chusma. En próxima fechas, tendremos a otro colectivo en el punto de mira. Otro gremio preparado para ser atacado por la casta: los militares. Les explico. Escuché a la Cospedal justificando el cierre de la urgencias. Se escudaba en que era un servicio poco rentable, que no había número suficiente de personas que recurrieran a ese servicio. Por lo tanto, de la misma forma, este gobierno desmantelará nuestras fuerzas armadas ante la poca rentabilidad debido  a la escasez de guerras. Todo este despropósito me hace  pensar que debiéramos recurrir a los dioses para que una lluvia de Primperan® nos haga más llevadero soportar a esta gentuza.

 

Sit tibi terra levis.