En estos días he leído tropecientos mil artículos sobre los sucesos de Valencia. Sí, esos en los que la poli les ha dado estopa a los chicos del instituto. Como siempre ocurre, cuando se mezcla en un asunto los intereses políticos, el tema suele dejar un tufo a podrido que tira para atrás. En cualquier país medianamente serio, el interés de sus señorías radica en esclarecer lo ocurrido. Pero, esto es España y todo es posible. Aquí, el interés de sus lamentables señorías diputadas estriba en arrojarse la mayor cantidad de porquería unos a otros. Todo sea por el interés común... del grupo político en cuestión.
Independientemente del fondo del asunto y que la razón asista a unos o a otros, me ha venido a la mente una visión sobre lo que siempre ha sido, es y será este puñetero país. La imagen es el reflejo de nuestra historia. Un grupo, con libro en mano, se enfrenta a otro, con porra en mano. Es el día a día, la cultura y la sabiduría tratada a palos. Por supuesto para beneficio de los mismos. Que nadie se equivoque, un país históricamente analfabeto e inculto como éste, es muy beneficioso para algunos. Cuanto más aborregados estemos, mejor y más moldeables seremos.
Miren la obra de Goya, ese cuadro llamado duelo a garrotazos, el fiel reflejo de lo que somos. Esa España profunda, de envidias, de sinvergüenzas, de hipocresía, de odio, de rencores y por supuesto de analfabetos. Donde la historia nos muestra como los mismos de siempre se aprovechan de los mismos de siempre. Una historia, que durante siglos, ha estado repleta de reyes y aristócratas corruptos, sin honor y sin escrúpulos. Curas más preocupados de la riqueza, el éxito y el poder -quizás porque el diablo haya ganado la batalla (Mr. 1, 12-13)- que de salvar las almas de su rebaño. El lugar donde Napoleón fue derrotado, no por nuestros méritos estratégicos y militares, simplemente porque el gabacho menospreció la mala hostia que gastamos aquí. Y a mala leche no nos gana ni dios.
Con todo este tinglado, sus señorías políticas, siguen en sus burbujas, en sus mundos. Hablan y hablan. Que si tal partido está agitando a las masas. Que si hay intereses para convertir este país en otra Grecia. Bla, bla, bla. Y una larga e incompetente retahíla de cuchufletas. La mayoría de la gente no se pone de malas por un expreso deseo de un grupo político u otro. La gente se cabrea porque se cansa de pagar impuestos mientras ve como una clase política elitista se funde la viruta en coches oficiales y en derroches innecesarios. Se cabrea cuando el funcionario es continuamente linchado y lanzado a los pies de los caballos por parte de sus representantes, mientras existen innumerables puestos colocados a dedo. Se cabrea, cuando el trabajador pierde todo tipo de protección social, mientras millones de euros se pierden en fraudes fiscales. En definitiva, se cabrea cuando ya no queda ni para tomar una caña con los amigos, hablar de fútbol y fumar un cigarrillo. Es en ese momento, cuando al españolito se le inflan las bajeras, empieza a echar humos por las orejas y se caga en todo lo que sea posible cagarse. Para entonces será tarde. Así que, señoras y señores, vayamos buscando otro Goya para retratar un nuevo 2 de mayo. Aunque también tengo la esperanza que la selección gane la eurocopa y todos los males se habrán acabado. Miseria de país.
Sit tibi terra levis.
HOLA MARCOS, estoy muy de acuerdo con tu comentario esta semana pero desearía que como no entiendo el paréntesis (Mr. 1,12 13)me lo puedas traducir,gracias.
ResponderEliminarSe refiere a un pasaje de la biblia. Donde el diablo le hace las tres tentaciones a cristo. Más o menos llevado a nuestro tiempo son esas tentaciones, riqueza, poder y éxito.
ResponderEliminarAlgo así me imaginaba...,gracias
EliminarA mandar. Como siempre es un placer.
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