CULOS Y OPINIONES

Siempre suelo decir que la opiniones son como los culos, cada uno tiene el suyo. Unas veces las opiniones gustan a unos y otras veces a otros. Es lo que tiene. Distinto es cuando se intenta dar dogmas y verdades absolutas. Esta columna es eso, opinión. La mía, faltaría más. Para eso la escribo yo, con mis virtudes -muy pocas por cierto, soy consciente de ello- y mis miserias.

Todo esto viene al caso por lo siguiente. Hace ya varios meses, escribieron en mi blog tachándome de izquierdista y como era incongruente que visitara determinados sitios privados y particulares hoteles. El mensaje, anónimo y escrito pésimamente, la verdad me la trae al viento. No obstante, esta semana me apetece dar un poco de estopa.

Desde hace muchos años, suelo relacionarme con muy diversas criaturitas. Tengo amigos y amigas de todo tipo. De derechas y de izquierdas. Altos y bajos. Gordos y canijos. Católicos, ateos y otros que no se aclaran. Feos y guapos -mis amigas, eso sí, todas son de una belleza infinita-. Es decir, no tengo escrúpulos para relacionarme con tal diversidad de homínidos y por tanto visito lugares variados. Un ejemplo, en feria no tengo inconveniente en disfrutar de los amigos en el círculo mercantil, en la caseta del SAT, en la peña sevillista, en la bética, en la de cuba o en la casetita. Todo muy variopinto, porque me gusta la variedad y además me enriquece.

No tengo culpa de las estrecheces mentales del personal. Hace tiempo que dejé de servir a dios y al hombre. A cierta edad se me complica hincar la rodilla, me da pereza. Esto no quita que me conmueva y estremezca ante La Piedad de Ribera o el cristo de la Compañía. Me emocione con cierta música o que me duela el estómago con el sufrimiento de los niños. Pero, también me facilita que meta en el mismo saco a todo hijo de la grandísima puta. Sea de izquierdas o de derechas, guapo o feo. Para mí, son iguales de hijoputas los creadores del gulag de Siberia o el cura que asistía a los fusilamientos dando cobertura a la barbarie. En definitiva, cuando creo que algo no es correcto, lo digo. Si razonadamente me demuestran que me equivoco, pues rectifico, le doy las gracias y santas pascuas.

Pero, como digo, las estrecheces mentales son malas. Algunos, cuando otros piensan distinto, no tienen problemas en intentar triturarte y despellejarte. En aquel comentario se veía claramente. Sería mejor, no tener acceso a determinados lugares reservados para la alta alcurnia. Ya puestos, despojarme de vivienda y mandarme a vivir debajo de un puente. Ya puestos, mejor hacinarme con otros como yo, en un gueto en las afueras del pueblo. Ya puestos, con un pijama de rayas, rodeado de alambradas y haciendo trabajos forzados. Ya puestos, en caso de enfermar y no poder seguir con esos trabajos, me metan en una ducha y en vez de agua me proporcionara un gas letal. Ya puestos, me reciclen fabricando una pastilla de jabón. Ya puestos que sirva para lavar a otros indeseables como yo.

En definitiva, quien no entienda la variedad de pensamiento, acuda a pedir ayuda. Mejor aún, en la calle ánimas existe un lugar de privilegio para sanar tan terrible defecto; la biblioteca. Lea y lea sin parar, verá como el mundo se ve distinto. Cada libro es una opinión distinta. Le ayudará se lo aseguro.

Sit tibi terra levis.