MONARQUIA BANANERA

El pasado mensaje del rey fue genial. Los españolitos de a pie podemos estar orgullosos y tranquilos de nuestra ejemplar monarquía. Además, tenemos el detalle humano; nuestro monarca es un cachondón. Posee un sentido del humor sutil, inteligente e ilustrado. Fue memorable, ese momento, justo antes de comenzar a devorar el pavo. Sin darse importancia alguna, se dirige a la cámara y suelta; la justicia es igual para todos. Casi me da un patatús, doblado por la mitad del ataque de risa. No puedo evitar el espurreo de la copa de vino que degustaba en ese momento. Miro a mi alrededor para cerciorarme que todos mis acompañantes habían oído el chiste. Por un momento me asalta la duda, ¿será el programa de martes y trece? Para nada, es el rey de verdad y su natural sentido del humor.

La decepción llegó a los pocos minutos, mi ilusión y mi sueño se desvanece. Parece ser que no se trata de una broma para alegrarnos las fiestas. Lo ha dicho en serio. Creo que incluso aflora alguna lágrima en mis ojos ante la decepción de no tener un rey bromista. Una vez recobrado el aliento y el sentido de la realidad, soy consciente de un detalle más de la republica bananera (estaría mejor dicho monarquía bananera) en la que nos movemos. La afirmación expuesta ante millones de ciudadanos no se la cree ni él mismo. Tenemos infinitas muestras para desmontar tan curiosa afirmación. Recientemente, sin ir más lejos, hemos asistido al doble rasero. Por un lado el preso más antiguo del país, por otro un banquero del banco santander. El primero no consiguió su objetivo de cenar la nochebuena en su casa, el segundo no tuvo ni el más mínimo problema para obtener el indulto. A nivel local hemos asistido recientemente a otro acontecimiento, al menos, particular. La dimisión del Oscar Jurado. Existen en la localidad cientos de viviendas con irregularidades urbanísticas, pues resulta de lo más llamativo que sólo sea la de este concejal la sometida al peso de la ley. Este tema, la verdad, da un tufo a podrido y venganza que echa para atrás, tanto en forma como en fondo.

Lo fácil, ahora, será que algún cagamierdas venga y me acuse de defender el incumplimiento de leyes y normas o que me ensalce no se qué gilipolleces sobre las reglas democráticas y del estado de derecho. No defiendo que se pase por alto las leyes, pero no puedo estar de acuerdo que esa misma ley, supuestamente igual para todos, se le aplique a unos (en este caso a uno) y al resto ni cosquillas. Todos moros o todos cristianos.

En definitiva, no hay quien me quite de la cabeza lo cutre del tinglado en el que nos ha tocado vivir. Aunque viendo la historia, podemos observar o al menos intuir que quizás el "bananerismo" lo llevamos impregnado en nuestro adeene. Me viene a la cabeza ese pasaje de la historia cuando Franco, el salvador de la patria, el centinela de Europa, se dispone a dar el golpe de estado. Se dirige para montarse en el Dragón Rapide, va y deja sin pagar la factura del hotel. Pequeños detalles para mostrar lo ridículo de ciertos personajes.

Sit tibi terra levis.