About me

En esta página puede leer todos los artículos publicados hasta la fecha en el DIARIO DE MORON

12 de diciembre de 2011

ESPIRITU NAVIDEÑO

Ya está aquí la navidad, la gente se echa a las calles, los comercios visten sus mejores galas para atraer al consumidor y el Corte Inglés se frota las manos. El espíritu navideño se adueña de nosotros, intentamos gastar más de lo que tenemos para conseguir mejores regalos que nuestros semejantes. La prima de riesgo de la envidia y la avaricia nos aumenta hasta topes insospechados. En definitiva, una época del año de lo más bella y hermosa.

Aprovechando este estado natural de los simples mortales como yo, se sucede otro acontecimiento destacable. El evento por antonomasia de la exaltación de la amistad, el buen rollo y que chachi pirulí somos todos; la comida de empresa. El desarrollo de tan noble suceso podría ser motivo de estudio sociológico, posiblemente formaría parte de alguna que otra tesis doctoral para obtener el cum laude o mejor aún, el summa cum laude por la universidad del mire usted y el sí señor.

La denominación de tan insigne suceso trae defecto de fábrica, es decir, en la mayoría de casos la definición es incorrecta. Generalmente, la empresa no suelta viruta para que sus súbditos empleados se llenen la tripa por la cara. Vamos, faltaría más, con la crisis y esto empleados queriendo tomar la ginebra con el agua tónica (gin-tonic en español) por todo el morro. El momento de tan ansiada comida suele tener lugar en un local reservado para la magnánima ocasión. El menú debe cumplir algunas tradiciones; entrantes, primer plato, segundo plato, postre y copa. Tal despliegue culinario permite la realización de otros variados estudios, sobre todo en lo referente a los vinos. Es en este momento cuando el restaurador, en un alarde de sabiduría enológica, nos recomienda el vino de la casa. Ese caldo vertido en jarrita de barro, cobrado a precio de gran reserva y adquirido a una media de tres euros la arroba. Lo mejor viene cuando frente a nosotros se sienta Alfredo, ese individuo existente en todos las celebraciones (¡ojo! no confundir con la omnipresencia divina) y empieza a catar el vino. Tras varios movimientos olfativos, gustativos y visuales asevera con rotundidad; excelente caldo de una inmejorable cosecha.

Conforme se desarrolla el acontecimiento, suele aumentar los estados eufóricos o depresivos producidos por la intoxicación resultante de la vitivinicultura. El pelota de turno, suele ejercer de guardaespaldas de su más inmediato superior, efectuando una regada de oído cada quince minutos con frases como "Peláez, esta empresa no sería nada sin ti" "eres un gran profesional, todo los presentes así te lo reconocen". Mientras Alfredo, como todo el mundo le da de lado, se coge una cogorza del quince y no le quita ojo al escote de la maciza de turno. El broche final suele ponerlo la música para la ocasión; todos abrazados como hermanos bailando paquito el chocolatero. En una esquina de la barra, el alcohol hace que Yánez y Urrutia echen pelillos a la mar, reconciliándose y abrazándose con lágrimas en los ojos. Momento, en que uno le dice al otro lo hijo de la gran puta que fue el día de su discusión, por lo tanto, se lían a mamporros, repartiéndose guantazos hasta que Alfredo, como tonto del culo que es, se lleva la nariz rota por meterse donde no le llaman. En definitiva, espíritu navideño en estado puro.


Sit tibi terra levis.

No hay comentarios:

Publicar un comentario