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10 de octubre de 2011

RECUERDOS DE UNA LUCHA

El pasado  8 de Octubre tuvo lugar la celebración del día mundial de los Cuidados Paliativos. Como paliativista de profesión y de vocación, creo que estoy obligado a recordar la efeméride y aprovechar esta humilde columna para sensibilizar al personal sobre la importancia que debiéramos darle a esta disciplina sanitaria. Es incuestionable dedicar un importante esfuerzo, tanto económico como humano, para salvar vidas, pero no lo es menos dedicarlos a recursos cuyo fin es mejorar la atención al final de la vida. Comprendo que el tema es complicado, más aún, cuando vivimos en una sociedad que vive de espaldas a la muerte, MORIRSE NO ESTA DE MODA. A pesar de esto, tengo que dar fe de una evidencia, NOS MORIMOS.  Es una perogrullada, soy consciente, pero a veces hay que recordársela a cierto personal que vive pareciendo tener al destino o dios (dependiendo del nivel de creencia del sujeto en cuestión) atrapado por las zonas más nobles que cuelgan del arco del triunfo.
            Supongo que es un buen momento para recordar a ese grupo de personas que tanto luchó por los Cuidados Paliativos en este pueblo. Personas con las cuales tuve la suerte de compartir experiencias, grandes momentos y también, todo hay que decirlo, algunos sinsabores. Aquella Coordinadora por la permanencia de UCA y Cuidados Paliativos surgió como respuesta a una sinrazón que llevaría a muchas personas de este pueblo a un sufrimiento añadido en  la antesala de la muerte. Aquella experiencia mereció la pena, tanto, que si mil veces naciera,  otras tantas me volvería a involucrar en aquella lucha. Recuerdo a Antonio Cuevas y Antonio Valiente, junto con el que suscribe, dedicando muchas horas de trabajo para  no decepcionar a las personas que representábamos y con las que habíamos adquirido una enorme responsabilidad. Encontramos situaciones muy variopintas, algunas casi surrealistas. Dirigentes con aparente sensibilidad por el tema. Individuos con carguillos,  que no sabían hacer la O con un canuto.  Expertos en darnos capotazos y algunos con la catadura moral de una cucaracha (perdóneme las cucarachas). Fuimos, en algunas situaciones, presionados e incluso amenazados, pero a pesar de todo,  gracias al apoyo de nuestras familias y seres queridos, continuamos luchando por algo que sabíamos era justo.
            De todo aquello, podría escribir ríos de tinta. Supongo que algún día habrá que contar con todo lujo de detalles aquella experiencia, muchos se sorprenderían al saber cómo las gastan algunos mediacucharas y meapilas de este pueblo. Todavía me  entran ganas de llorar cuando recuerdo algunas situaciones, como muestra un botón, para que veamos el choteo en el que nos movíamos; un día tras una  reunión con dirigentes locales para buscar posibles soluciones,  se me acerca la individua que se suponía que sabía del tema y me suelta “…bueno esto de los Cuidados Paliativos es lo de la eutanasia y todo eso, ¿verdad?”. Me di media vuelta, y le dije a mi amigo Antonio Cuevas; “compañero, me temo que esta lucha va para largo, no sólo nos enfrentamos a una situación difícil, además tenemos la ignorancia de nuestro representantes”. El tiempo me dio la razón, la lucha duró bastante tiempo y conseguimos que en Morón se  quedara alguna atención a los pacientes en fase terminal, lo que no pudimos conseguir es terminar con la ignorancia de aquellos dirigentes.
Sit tibi terra levis.

2 comentarios:

  1. Antonio Cuevas Rodríguez11 de octubre de 2011, 21:33

    Muchas gracias por el artículo. Me ha hecho engrasar la retina del recuerdo y me pasan imágenes como si de una película se tratara. Es cierto que nos dejamos muchas cosas en el camino pero como tu dices, mil veces que naciera, mil veces que me involucraría en una lucha así. Nos jugamos mucho y es eso no lo conoce casi nadie.

    Un abrazo

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  2. Efectivamente Antonio, nos jugamos y nos dejamos muchas cosas en ese camino,. Se sopone que vivimos en una democracia donde nadie debe ser perseguido por pensar distinto,sin embargo, la realidad es que cuando le tuerces el gusto a cuatro mierdecillas analfabetos con ansias de poder y dinero, no dudan en represaliar a quien se ponga por delante.Pero jugamos con una ventaja, a nuestros hijos nadie le podrá decir nunca " yo fui un represaliado de tu padre"

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