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9 de enero de 2017

DESLENGUADOS


Por desgracia, estamos acostumbrados a escuchar continuos exabruptos por parte de nuestros dirigentes políticos. Lejos de echarnos las manos a la cabeza y exigir que abandonen sus cargos, los ciudadanos asumimos con normalidad estas salidas de tono. Mientras, los periódicos-panfleto de sus partidos los justifican, defienden, y si es necesario suscriben hasta la última coma de las barbaridades dichas por el político de turno. 

En estos días hemos oído a nuestro presidente del gobierno refiriéndose al asunto del Yak 42 como “eso está sustanciado judicialmente”. Con independencia de que esta gente nunca asume algún tipo de responsabilidad,  a la expresión “eso” le acompaña un tufo a desprecio para referirse a una tragedia que costó la vida a muchos compatriotas, que lo único que hace es hurgar en la herida de todos los que perdieron algún ser querido en el accidente. Debiera el Presidente cuidarse estos modales a la hora de hablar, ya que no se le exige que hable idiomas, qué menos que tuviera el mínimo de educación y respeto a los demás que el cargo exige.

Otro momento glorioso de nuestros dirigentes políticos ocurrió hace varias semanas cuando entrevistaron al ministro de Justicia, Rafael Catalá. A la pregunta de si la responsabilidad política estaba saldada en referencia a los numerosos casos de corrupción de su partido, respondió:  “en nuestro sistema se salda con ocasión de las elecciones”. Este es el nivel que tenemos y cada vez estoy más seguro de  que es el que merecemos. El máximo representante de la Justicia nos quiere hacer pensar que un partido político —el suyo— acusado de financiarse ilegalmente, con todos sus tesoreros corruptos —presuntamente— y un infinito número de golfos con los bolsillos llenos acudiendo un día sí y otro también a los juzgados,  ha quedado liberado de toda responsabilidad tras ganar las elecciones. Dicho de otra forma, y para entender bien el calado de tan necias palabras: si usted es un ladrón de guante blanco, un traficante de armas o el más sanguinario etarra, puede presentarse bajo las siglas de algún partido político y su nombre quedará limpio como una patena, ya nadie le podrá decir nada por muchas atrocidades que haya cometido. La duda que me queda es saber si en otros países también ocurre igual. Por ejemplo, si en Alemania a Hitler le han exonerado de sus responsabilidades, ya que fue el ciudadano teutón el que le votó. 

Con estos dos ejemplos —pueden ser muchísimos más— no sólo podemos ver lo deslenguados que son nuestro políticos tradicionales, también nos tramiten  lo que piensan, que no es otra cosa que están por encima del bien y del mal, dueños del cortijo y dispuestos a seguir cometiendo los mismos disparates. Eso sí, con nuestro apoyo en forma de voto, lo que nos hace cómplices.


Sit tibi terra levis.

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