Estos que aparecen en la fotografía no son los Tres Mosqueteros, ni los Ángeles de Charlie, tampoco son –aunque para alguien puedan parecerlo- el Bueno, el Feo y el Malo. Este trío se formó en un cumpleaños, en el del escritor situado en el centro, aunque alguno de sus componentes ya sabe de qué va “hacer un trío”.
El de la izquierda –él siempre dirá que es su derecha- tuvo un conocido encuentro en las Azores con dos soplagaitas de altura, Bush y Blair. Fue su trío más conocido, tanto, que desencadenó una guerra y desestabilizó una delicada zona del planeta. Desde entonces el mundo está mucho más revuelto. También es conocido por la capacidad de mimetizar su acento, por lo que no es raro oírlo hablar en el mismo tono que los lugareños del país que visita. Esto hecho hace que gran parte de la población lúcida lo catalogue como imbécil total –que es lo que dice el personal, líbreme Dios de pensar así sobre un ex presidente del gobierno-.
El de la extrema derecha –extrema por encontrarse más separado del homenajeado- acudió al “menage a trois” sacando pecho de que durante la Semana Santa había leído el último libro del escritor. Todo un logro para un reconocido librófobo. Lleva unos días en funciones, pero con la libido a punto por si finalmente le surge otro trío: esta vez con Pedro Sánchez y Albert Rivera.
El que más desentona en la fotografía es el propio Premio Nobel de Literatura: lo mismo que un cura en un burdel. Ver a un icono de la cultura escoltado por dos personajes que la han maltratado sin rubor alguno, produce cierta grima. En especial por el más sonriente de ellos, al cual se le conoce por el desafecto obsesivo por todo aquello que huela a cultura. La imagen parece que incluso desvela su pensamiento: “qué bien, voy a salir en la foto con García Márquez”.
Sit tibi terra levis.

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