MEDIOCRIDAD

Generalmente suelo dar la razón a las mujeres. Son ellas las que obviamente poseen mayor inteligencia y, sobre todo, capacidad para el desarrollo simultáneo de  tareas, pensamientos y todo lo que se les ponga por delante. En consecuencia, tengo que resignarme cuando en boca de alguna, se expresa una realidad tan inamovible como la ausente capacidad del hombre para poder desarrollar más de una tarea al mismo tiempo. Sin embargo, últimamente parece que estoy desarrollando ese don. Así, cada vez que se exhibe algún miembro de la casta política tradicional defendiendo la marca España, simplemente me tengo que dedicar a reprimir mis eméticos sentimientos digestivos  -por un lado-, mientras me rilo por el suelo de la risa -por otro-. 

No es nueva, la facilidad de nuestra amada monarquía bananera para recrearnos en  la mediocridad. Es la forma de vida que nos ha tocado. El problema se plantea cuando esa cualidad se esconde e intentamos hacer creer que somos lo más de lo más. Es decir,  somos el centro del universo mientras todo gira a nuestro alrededor; la teoría españocéntrica. 

Todo esto viene a cuento tras leer en estos últimos días los desmanes y las tropelías que se comenten con nuestros científicos en general y con algunos ilustres en particular. Que si un físico joven fuera de serie, que si una embrióloga experta en clonación. Son ejemplo del trato dispensado al profesional formado y altamente cualificado. Todo se reduce a un "váyase a hacer puñetas". Es decir, no solamente perdemos dinero con lo que se llevan a Suiza, también lo hacemos negando a nuestros genios. Lógicamente en otros países -donde sus políticos están más por la labor de gobernar que dirigir, más preocupados por el bien de sus ciudadanos que por sus bolsillos, tragaderas y la de sus banqueros-, se produce un frotado de manos ante la posibilidad de asumir personal de tan alto nivel. Tan fácil, como jugar una partida con las cartas marcadas. Pensemos. Esos científicos van a desarrollar numerosos avances en distintos campos. Pasado unos años, esos avances y nueva tecnología tendrá que ser comprada por nuestra monarquía bananera a los países que acogieron a nuestros genios. Por tanto, lo que esta pandilla de aprovechados nos quieren hacer ver como un ahorro, no es más que elevar enormemente nuestros gastos. Eso si, sin responsabilidad ninguna -faltaría más- y sin que a ningún miembro de la casta política tradicional se le caiga la cara de verguenza -aunque bien pensado, no se puede perder lo que no se tiene-. 

No obstante, existen excepciones. Nuestro pueblo, otras veces criticado, es pionero en tecnología punta y cuidar a sus genios. Así, esta semana hemos asistido a la noticia por la cual un moronero se está preparando para darse un garbeo por el espacio. Supongo, en el caso que sea elegido para la gloria, nuestros dirigentes locales estén preparando algún que otro experimento para que sea desarrrollado en el espacio. Confío que no sólo se plantee llevar algunos presentes de nuestro pueblo. Ya saben, por si la cosa se estira y tiene que alunizar. Parece que lo estoy viendo. La imagen del Canal 4 conectando en directo, mientras nuestro paisano baja por la escalerilla de la nave diciendo; “es un pequeño paso para un moronero, pero un gran paso para mi pueblo”.  Por supuesto, clavará la bandera de nuestra ciudad, junto a ella una imagen de nuestra alcaldesa honoraria y una primera piedra para que Parrilla instale la primera panadería interestelar.

Mientras, el resto del país nos observará con envidia consciente que mientras nuestro pueblo cuida a sus genios, el resto del territorio simplemente se dedica a fomentar a los mediocres. Objetivamente a imagen y semejanza de su casta política.

Sit tibi terra levis.