Hace un año que comencé a darle a la tecla para este diario. A lo largo de este año, he intentado semanalmente dar opinión sobre temas muy diversos. Unas veces, temas tremendamente vanales y en otras ocasiones temas más trascendentales. En consecuencia, unas semanas ha habido estopa para unos y en otras semanas la han recibido otros.
Para esta semana, he tenido la tentación de hacer un corta y pega. Si, estimado lector, igual como si se tratara de un reglamento de participación ciudadana. Debuté como dije, hace un año, escribiendo sobre el tema del crematorio. Hoy, pasado doce meses, el vida sigue igual. No se ha proporcinado solución alguna a las demandas ciudadanas. Al despropósito de la anterior corporación, les sumamos la actual. Unos iniciaron el incendio y los otros, ahora, se niegan a la extinción. La postura cómoda es objetar que si la legalidad, que si están atados de pies y manos, que si los informes técnicos, o no sé qué apendices genitales en vinagre. Lo cierto y verdad, es la presencia de un clarificador silencio. Un silencio que siempre se emplea hacia el ciudadano. Faltan agallas y verguenza política. Si no se piensa dar solución al tema, pues se explica; señores hasta aquí hemos llegado, el crematorio se lo comen, aquí paz y después gloria. Pero, ocurre que la casta política se caracteriza por la sutilidad. Mejor callar y esperar que el ciudadano aburrido y cansado una vez más, agache la cabeza para asumir finalmente la derrota.
Pero, no seamos pesimistas. A lo mejor, ya ha habido reuniones al más alto nivel; concejales y alcaldes expertos de medio mundo -no creo que sumen media docena-, funerarias de todo tipo y encargados de hornos variados. Parece que lo estoy viendo, el señor alcalde rodeado de todos los concejales anunciando -pongamos en valor el crematorio-. Y una muchedumbre enfervorizada gritando ante la posibilidad de utilizar los hornos para asar pollos.
Desgraciadamente, mucho me temo que los vecinos de la zona tengan que seguir con sus pancartas expuestas al viento y a la vista de todos. Pancartas realizadas con sábanas que quizás se han impregnado de titanio procedente de las prótesis de caderas chamuscadas. No obstante, tengo que defender a nuestros anteriores y actuales dirigentes. Pueda pensar el sufrido lector que a ellos no les afecte y sonroje ver tanta pancarta y pintada. Pues están equivocados, rematadamente equivocados. Acaso, alguién los ve paseando habitualmente con sus hijos por la zona o por el parque cercano al crematorio. Claro que no, pero no por miedo a poluciones nocivas o a la aparición de reacciones alérgicas varias, simplemente es porque la alta estima hacia el ciudadano y la enorme carga ética que poseen les impide merodear la zona sin ofrecerle una solución a los vecinos.
Por tanto, creo que los miembros de la plataforma contra el crematorio deberán de armarse de paciencia, mucha paciencia, ponerle un poco de imaginación en las protestas y sobre todo hacerse notar a cada momento. Es la única forma de tener una posibilidad de vencerles. De lo contrario, el proximo año otra vez estaré tentado de hacer un corta y pega, escribiendo de nuevo que la vida sigue igual. Tristemente igual para los de siempre.
Sit tibi terra levis.
Marcos, creo que te vas a cansar de cortar y pegar con el Hospital y la carretera de El Arahal llevamos 20 años
ResponderEliminarTienes razón. Quizá, los moroneros debemos ir pensando en otras peticiones. Un cementerio nuclear en el centro del pueblo no iría mal.
EliminarGracias por escribir tus comentarios.
Saludos