Matías Prats hablaba de una nueva acusación de un alto cargo de la política nacional por robar -presuntamente- dinero público y llevárselo a Suiza. Acto seguido, dio paso a la noticia que contaba cómo los ciudadanos de todo el país preparaban cenas especiales para esa noche tan señalada: Nochebuena. Martín no mostraba ningún signo de interés por las noticias, sin embargo, y a pesar del elevado volumen del televisor, su mirada estaba fija en la pantalla. Sólo la interrumpió el vaso que su mujer, Irene, con mano temblorosa, le acercó a los labios. Hacía tiempo que tragaba con dificultad, así que parte del agua acabó derramada sobre su pecho. Ella le limpió a conciencia la boca y la barbilla con un paño y él volvió a fijar la vista al frente, donde en ese momento, Cristiano Ronaldo visitaba en un hospital a una docena de niños sin pelo.
Martín, durante pequeños lapsos, creía recordar quién era aquella mujer de piernas arqueadas, andar dificultoso y que se esmeraba en darle de beber a cada rato. Sin embargo, la mayoría del tiempo la confundía con su madre o su hermana, ambas fallecidas hacía más de un lustro. Otras veces, sin saber por qué, pasaba varias horas gritando o repitiendo la misma palabra y entonces, Irene le colocaba una pastilla debajo de la lengua y apoyaba la cabeza sobre su pecho mientras le acariciaba el pelo.
Irene colocó la mesa para la cena como había hecho en los últimos sesenta años. Nunca hubo más de dos. Cierto es que una vez estuvieron muy esperanzados en colocar algún cubierto más. Fue una inoportuna caída de Irene la que evitó esa circunstancia, pero de eso hace ya mucho, mucho tiempo. A pesar de ser Nochebuena, el menú no varió con respecto al de días anteriores, al de años anteriores: un poco de sopa y pan.
Tras la cena, Carmelita, la vecina del segundo, acudió como cada día para ayudar a meter en la cama a Martín. Desde que la chica de Asuntos Sociales dejó de ir, por falta de presupuesto le habían dicho, era ella la que les ayudaba de noche. Martín quedó arropado, agarrado a la baranda de la cama y vuelto hacia la cómoda, fijo en la fotografía de una pareja a la que no reconocía. Mientras, Irene decidió ver alguno de los programas de actuaciones y villancicos que esa noche emitían las cadenas de televisión, aunque prefirió el que presentaba Juan y Medio. Apenas unos minutos después quedo dormida en el sofá.
El día de Navidad un alto cargo de la política nacional acusado -presuntamente- de robar dinero público, deshacía las maletas en un lujoso hotel de un país sin tratado de extradición. Mientras, en el enorme televisor de la habitación, Matías Prats hablaba en el canal internacional, de la noticia en la que dos octogenarios habían muerto tras producirse un incendio en su vivienda. Sólo un momento después, el fugado levantó la cabeza al oír que Cristiano Ronaldo se había lesionado en el entrenamiento matutino y dijo: ¡Mierda!
Sit tibi terra levis
Pocos ejemplos habrá tan cristalinos para demostrar el mundo que hemos creado, tan lleno de desigualdades y con un significado tan pobre de lo que es el triunfo social. Afortunadamente queda Marcos, y muchos Marcos masculinos y femeninos que algún día perderán el miedo a vivir amordazados. Gracias por hacer de los lunes un día para luchar
ResponderEliminarGracias Manuel por tus palabras. Estoy de acuerdo con los que dicen que los villanos siempre ganan, pero estamos obligados a ponérselo difícil.
EliminarSeguiremos luchando.