MÁS MADERA

Suelo visitar uno de los parques de nuestra ciudad, el parque Félix Rodríguez de la Fuente. Paso algunas tardes sentado en sus bancos mientras mis tiernos infantes se dedican al noble arte del juego infantil. Normalmente, aprovecho para dedicarme a la lectura, de vez en cuando ojeo como estos pequeños piratas juegan armónicamente y otras ejecutan sus pareceres mediante el uso de las testosterona -más o menos como nuestros gobernantes-. En esas estaba, cuando observo una de las paredes. Presenta unas pintadas realizadas en coloridos varios. La grafía delata que su autor o autores no deben de llegar, ni por asomo, a la decena de años. Miro alrededor y me percato que  cada crío tiene alguien acompañándolo. Conclusión, existen altas probabilidades que el grafito en cuestión se hiciera bajo la presencia de algún adulto. 

Por supuesto, nadie ajeno a esos críos se atrevería a llamarlos al orden. Después te puede llegar la correspondiente denuncia de algún gilipadre por causarle -a su posible futuro gamberrete- un trauma al no dejarle expresar su inspiración artística. Todo el asunto, me lleva a pensar que esos inocentes churumbeles no tendrán problemas de conciencia cuando en su adolescencia o no tan adolescentes declaren su amor a las Jenis pintando la fachada de la Iglesia de San Miguel; “askí el Jonatan ze carzó a la Jeni”.  

Menos mal que nuestro sistema tiene sus recursos para meter en vereda a estos  ciudadanos carentes de más elemental civismo. ¿No se lo creen? Miren esos individuos protestando alrededor del Congreso. Todo porque nuestro dirigentes nos están exprimiendo cual cítrico ¿Sabrán estos patrióticos representantes que es lo mejor para nuestra decadente sociedad? Para pararle los pies a estos protestones, se le coloca delante unos centenares de antidisturbios y leña al mono. Pensarán algunos que pudo haber exceso de estopa, como el caso del policía que estaban poniendo de grana y oro mientras gritaba ¡qué soy compañero! Esta situación puede hacernos pensar en dos posibilidades. La primera; el susodicho estaba formando gresca y por ello le iban a proporcionar su ración de buenos modales -por tanto todo estaba organizado desde el propio sistema para formar jaleo- . La segunda; los antidisturbios reparten de forma indiscriminada -es decir que pierden el anti para quedarse en disturbios-. Nada de nada. Pelillos a la mar. La letra con sangre entra. Nuestro dirigentes, a veces, tienen que tomar la dolorosa decisión de aplicarnos ciertos castigos para conseguir un bien para nosotros. 

Pensarán otros que lo sucedido en la estación de Atocha, con los seguratas repartiendo mamporros, puede dar una imagen lamentable de nuestro país. Siempre puede interpretarse como grupos paramilitares al servicio de la chusma. Tampoco. Si nuestros gobernantes pueden aprovechar la ayuda de otro recurso para meternos por el buen camino, bienvenido sea. Además, debemos de tener en cuenta que repartieron leña sin coste alguno para las arcas públicas, un gesto muy de agradecer en los tiempos que corren. 

En definitiva, dada la cantidad de parados, una fuente de crear empleo pudiera venir por la ampliación del número de plazas para policías antidisturbios. Viendo como está el estercolero, mucho me temo que cada vez van a necesitar más. Es como proporcionarle a una buena hoguera lo que mejor le va... más madera. 

Sit tibi terra levis.